Deseo y anhelo continuamente irme a mi casa y ver lucir el día de mi vuelta”. Ulises en La Odisea. De esta manera inicia el artículo “El duelo migratorio” escrito por Valentín González Calvo, Profesor de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla (España). Y es que la migración es un fenómeno humano complejo que conlleva una amalgama de experiencias emocionales, desde la anticipación y el entusiasmo hasta la incertidumbre y la nostalgia. En este artículo pretendemos analizar el impacto en las emociones de los inmigrantes, basados en otros autores que han vivido esta experiencia, tanto en ellos como en otros. A lo largo de los años, numerosos estudios han explorado el impacto emocional profundo que tiene la migración en los individuos y las comunidades. Estos análisis no solo revelan la variedad de emociones involucradas, sino también cómo estas experiencias pueden moldear la salud mental y el bienestar de las personas.
La Emoción de la Migración es un proceso que implica dejar atrás un entorno familiar, cultural y social, enfrentándose a lo desconocido en busca de oportunidades o por necesidad. Muchas veces no porque lo decidamos nosotros mismos, sino que nuestros padres o familiares han trazado un plan para nosotros en busca de nuestro “mejor futuro”. Pero qué tan ciertas serán estas promesas y qué tanto tenemos que arriesgar para disfrutar de este cambio de rumbo. Esta mudanza radical puede desencadenar una gama diversa de emociones. Como lo describe el sociólogo Zygmunt Bauman en su obra “Modernidad líquida”, la migración suele implicar una sensación de desapego, un sentido de fluidez y falta de arraigo, lo que puede generar ansiedad e inestabilidad emocional. *Cada migrante lleva consigo un mundo de experiencias emocionales que se entrelazan: la excitación por lo nuevo, el dolor por lo que se deja atrás y la incertidumbre por lo que está por venir*. Varios estudios coinciden en que la migración puede desencadenar estrés, ansiedad y síntomas depresivos. Estas condiciones pueden ser exacerbadas por factores como el choque cultural, la barrera del idioma, la discriminación percibida y la falta de apoyo social en el país de destino.
La psicóloga y terapeuta familiar Denisse Reyes lo explica de esta manera: “Indistintamente de las razones que se tenga para salir de tu país, esto no necesariamente representa mejor calidad de vida, porque hay muchísimas implicaciones que traen consigo el trasladarse de un país a otro, se pasa por el duelo, por la pérdida de lo que te representa. Estás dejando lo que representaba tu seguridad, a lo que perteneces. Cuando se migra, las personas comienzan a experimentar nostalgia, la memoria afectiva se activa, esos recuerdos que te trasladan a muchos sentimientos y puede traer consigo depresión”. El Conflicto Emocional: La Dualidad de la Migración Testimonio de Gaby Guzmán, extraído de su libro “Yo decidí emigrar”: “Quiero irme a un lugar donde nadie me conozca y reinventarme”. En su primer capítulo, Gaby narra su historia migratoria, una narrativa llena de detalles que nos invita a adentrarnos junto con ella en esta experiencia. Pero me llaman mucho a la atención estos dos párrafos que copio y pego íntegramente con el permiso de la autora. “La mayor parte del tiempo me descubro aferrada al “yo era”, “yo fui”, “yo tuve”. En vano trato introspectivamente de conectar con mi identidad como si mi historia no existiese; por momentos, creo que el “ser” se ha esfumado llevándose consigo el sentido de pertenencia”. “A veces me pregunto, «¿Cómo fue que terminé en el otro extremo del mundo?». Al mismo tiempo, me cuestiono sobre la decisión de haber emigrado. «¿Por cuánto tiempo soportaré vivir aquí?», grita mi alma, reconociendo que jamás fui consciente de todas las renuncias que implicaría esto. En el fondo de este abismo, “vuelvo a mi isla en mis pensamientos, y me echo de menos”. El duelo migratorio es PARCIAL “Ningún otro duelo supone tantos cambios como el duelo migratorio: todo lo que rodea al sujeto, cambia”. (Joseba Achotegui, médico psiquiatra), citado por Ana Andón en su libro “Duelo migratorio: 12 Características y 7 (+1) Pérdidas’:
En esta pieza literaria, Andón explica las emociones que se manifiestan en este tipo de duelo y señala que, en el caso de la frustración, una emoción que tiene como raíz la tristeza y que tiene varias compañeras como: la pena, el desaliento y el desconsuelo, entre muchas otras. La frustración es una de las emociones más difíciles de ubicar porque es dinámica, se mueve constantemente entre la tristeza y la ira. La migración frecuentemente desencadena una dualidad emocional: la alegría por las oportunidades nuevas contrasta con la tristeza por la pérdida de lo familiar. La antropóloga Ruth Gomberg-Muñoz, en su libro “Becoming Legal: Immigration Law and MixedStatus Families”, destaca cómo esta dualidad puede ser especialmente aguda en familias con estatus migratorio mixto, donde algunos miembros pueden ser indocumentados, mientras otros tienen estatus legal.
*La migración puede ser simultáneamente una experiencia de esperanza y de pérdida, de oportunidades nuevas y de nostalgia por lo dejado atrás.” Esta complejidad emocional puede impactar la salud mental a largo plazo. La investigadora Anna Goodman en su estudio “Migration, Acculturation, and the Challenge of Adapting to a New Cultural Environment” resalta cómo los migrantes pueden enfrentar una tensión constante entre la adaptación a la nueva cultura y el mantenimiento de su identidad cultural de origen, lo que contribuye a la carga emocional que experimentan.
Resiliencia y Adaptación A pesar de los desafíos emocionales, muchos migrantes demuestran una notable resiliencia y capacidad de adaptación. La psicóloga Sonia Lippke, en su investigación sobre la resiliencia en migrantes, encuentra que la capacidad de adaptación se fortalece a través de estrategias como el apoyo social, la conexión con la comunidad y el desarrollo de nuevas habilidades para enfrentar los desafíos. “La resiliencia de los migrantes se nutre del apoyo social, la flexibilidad mental y la capacidad para encontrar sentido y propósito en su nueva realidad.” La migración es un proceso intrincado que desencadena una montaña rusa de emociones. Desde la expectativa y la emoción hasta la nostalgia y la incertidumbre, cada migrante lleva consigo un viaje emocional único. Comprender y reconocer este impacto emocional es crucial para ofrecer un apoyo efectivo a los migrantes y para fomentar entornos inclusivos que promuevan la salud mental y el bienestar de estas comunidades. La migración, en última instancia, es una historia de adaptación, resistencia y esperanza. A pesar de las dificultades emocionales, muchos migrantes encuentran la fuerza para enfrentar los desafíos, construir nuevas vidas y contribuir de manera significativa a sus nuevas comunidades.